¿Y si las Víctimas de Murphy vivieran en San Francisco? - Primera Parte


A veces me gusta dejar volar la imaginación, aunque los resultados de esos ejercicios de creatividad no siempre llegan a mis novelas. Sin embargo, quise compartir este contigo porque el resultado me pareció súper divertido porque combina varios personajes de mi serie Las Víctimas de Murphy con lugares y situaciones de la Antología  del Día de los Enamorados

Si, como yo, te preguntas qué pasaría si las víctimas de Murphy vivieran en San Francisco, o si comprarían cupcakes de Dolce Vero y visitarían el Arte Café, entonces no te pierdas estas pequeñas escenas que estaré compartiendo en mi blog, empezando con esta protagonizada por Elena .


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Miss Fatality llega a la ciudad:

Una nueva ciudad y un nuevo comienzo.

En los últimos días me había repetido esa frase una y otra vez, como un mantra o tal vez como una pequeña oración, porque necesitaba mantener una actitud positiva si es que quería continuar con mis planes de independencia y vivir una vida tranquila. Una vida lejos del control de mi madre, quien insistía en tratarme como si todavía tuviera seis años aunque en realidad tuviera muchos más.

Sabía que la solución a mis problemas no aparecería de la nada. Tal vez si se tratara de mi hermana Catalina esa sería una probabilidad, pero cuando se trataba de mí las cosas tendían a tomar un rumbo más… ¿desastroso? Sí, quizás esa era la palabra. Pero el tener la suerte en mi contra no iba a detenerme, al contrario, eso me motivaba a trabajar el doble para conseguir resultados.

«Tal vez debería pedirle a Cata ser mi roomie, eso definitivamente balancearía las cosas».

Mudarme de Nueva York a San Francisco fue el primer paso en mi plan. Ya lo había hecho en el pasado, cuando entré a la universidad; pero al terminar las clases y regresar a casa pensé que las cosas serían distintas. Creí que encontraría un trabajo y tendría mi propio apartamento, y que mi mamá dejaría de meterse en mi vida. Alerta de spoilers: Nada de eso pasó. Así que ahora estaba de regreso a esta ciudad, decidida a darlo todo por conseguir mis objetivos. Había asistido a varias entrevistas de trabajo, y contaba con algunos ahorros con los que costear un lugar donde vivir mientras las cosas empezaban a fluir.

Solo esperaba que me llamaran de alguno de esos lugares a los que fui, y que me hicieran una oferta de trabajo. Mantener la mente ocupada mientras eso ocurría era difícil, aunque en mi caso totalmente necesario, por eso me obligaba a salir a la calle todos los días y caminar por horas. Había recorrido varios jardines del parque Golden Gate mientras hacía listas mentales, y luego me refugiaba en el Arte Café, que quedaba cerca de mi edificio, para programar algoritmos mientras devoraba los cupcakes que vendían en el lugar.

Estaba en ese café cuando recibí dos llamadas muy importantes. La primera llamada fue de mi hermana, quien había retrasado lo inevitable y terminó aceptando la idea de que mientras estuviera cerca de mamá nunca sería completamente libre así que me propuso venir a la ciudad y probar suerte como roomies mientras encontraba algo trabajo y pudiera permitirse algo aparte; yo acepté su propuesta, porque minutos antes yo misma estaba considerando hacerle esa oferta y porque siempre podía contar con Cata, sin importar lo que sucediera. La segunda llamada fue de uno de esos lugares en los que me entrevistaron para un puesto como programadora. El puesto estaba muy por debajo de mi perfil, pero yo no tenía experiencia laboral y el mercado era muy competitivo; supuse que era un buen lugar para empezar, así que también acepté la oferta, pensé mientras sacudía algunas migajas que habían caído en mi blusa favorita.

Lo que no sabía es que esas llamadas desencadenaron una serie de acontecimientos que cambiarían mi vida para siempre, y que Murphy estaría probando sus leyes en mí mientras eso ocurría. 

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¿Quieres conocer a Elena? Echa un vistazo a su historia en Miss Fatality, y la nueva edición de Antología de Relatos del Día de los Enamorados estará disponible este mes de febrero. 

¡No te la pierdas!

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